Así me decía mi papa de chica, “nada de pecho y nada de
espalda”. Es que a los 15 años, cuando ya todas las chicas de mi edad habían empezado
a desarrollar sus curvilíneas figuras, yo por una suerte de conspiración del
mundo – y mis papas- parecía sufrir de
una extraña involución, porque si,
cualquiera que me hubiera visto podría haber jurado que tenía 10
años (claro que a estas alturas lo llamo
suerte). Flaca como ninguna lloraba la mala fortuna de no poder usar un
bendito polo de tiras (que por cierto, andaba bien de moda por esas épocas, al
punto de casi convertirse en el uniforme
oficial de Lima y porque no balnearios) porque sencillamente mis clavículas y
omoplatos hacían gala con su presencia. Por suerte poco después desarrolle
algunas, casi imperceptibles, curvas y, luego de analizar la situación y aceptar lo que a la
naturaleza se le olvidó darme, encontré
la solución a mi problema.
-Rectangular!.
Fue el veredicto que dio la “miss” - así como en el cole-
luego de cálculos matemáticos, que no hubieran sido necesarios ya que era bastante obvio que este cuerpito que
Dios me ha dado, es cero curvas.
Pero tranquila querida In ponente, no te quiero estresar, se
trata de que tu y yo nos analicemos a profundidad y determinemos (pero sobre
todo aceptemos) cual es la forma de nuestro cuerpo. Para qué?...Para tener
claro qué tipo de ropa debemos buscar que favorezca nuestra forma sin acentuar los “defectos”.
Empezamos?:
Empezamos?:
Encontré esta imagen, que me parece práctica para que
puedas identificar la forma de tu
cuerpo.